martes, 23 de febrero de 2010

Acto Séptimo: YO

Morfológicamente, no es bonita la palabra.

Semánticamente, causa furor.

martes, 29 de diciembre de 2009

Acto Sexto: Sangría

Qué hoja más afilada. Me pregunto a qué profundidad debería hundirla...no, no estoy pensando en el suicidio; eso nunca. Soy demasiado cobarde para ello. Pero un simple rasguño, unos cuantos milímetros me ayudarán a sacar lo que llevo. La sangre ya se ha salido de su cauce. Va perdida...No logro captar el mensaje que me quiere transmitir, y ello me frustra de una manera desmesurada, pero, por ahora, voy a actuar de simple escriba:

"Perdida.
Inapetente.
Perezosa; cero motivada.
Los días pasan y todo sigue igual, no sé qué hacer. Intento buscar un remedio, una solución...Los estudios los tengo muy aparcados, es como si mi conciencia se hubiera esfumado. Casi ni me siento mal; es más, me sabe peor por los demás -familiares- que por mí misma.
Qué absurdo es todo.

Aparco mis sentimientos, me da mucha pereza afrontarlos. (¿O miedo?)
Siempre irascible, saltando a la primera de cambio...ya no rio como antes.
No soy capaz de proponerme algo y hacerlo.
Qué aburrido es todo.
No sé lo que realmente quiero."

Ahora llega la labor de interpretar el mensaje. Debería ponerme a ello.

martes, 8 de diciembre de 2009

Acto Quinto: Toma de conciencia

Julia le regaló a su pequeña su primer reloj.

La niña, tras pasarse unos minutos observándolo, le preguntó a su madre inocentemente pero con tono decisivo si se podía parar ese trasto. No le gustaba ese tic tac incesante y que siempre volvía al punto de partida.

La madre, sorprendida, le respondió que claro que se podía parar, pero el concepto que arrastraba el objeto en sí nunca se podría detener.

Jamás se le olvidaría el mapa de sentimientos que pudo leer en la cara de la joven: asombro, decepción, resignación.

Ese fue el momento en el que Julia se dio cuenta de que su hija había dejado de ser pequeña.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Acto Cuarto: Sueños

"Con frecuencia me he preguntado si el común de los mortales se habrá parado alguna vez a considerar la enorme importancia de ciertos sueños, así como a pensar acerca del oscuro mundo al que pertenecen.

Aunque la mayoría de nuestras visiones nocturnas resultan quizás poco más que débiles y fantásticos reflejos de nuestras experiencias de vigilia - a pesar de Freud y su pueril simbolismo-, existen no obstante algunos sueños cuyo carácter etéreo y no mundano no permite una interpretación ordinaria, y cuyos efectos vagamente excitantes e inquietantes sugieren posibles ojeadas fugaces a una esfera de existencia mental no menos importante que la existencia física, aunque separada de ésta por una barrera inflanqueable.

Mi experiencia no me permite dudar de que el hombre, al perder su consciencia terrena, se ve de hecho albergado en otra vida incorpórea, de naturaleza distinta y alejada de la existencia que conocemos, y de la que sólo los recuerdos más leves y difusos se conservan tras el despertar. De estas memorias turbias y fragmentarias es mucho lo que podemos deducir, aun cuando probar bien poco. (...)

A veces creo que esta vida menos material es nuestra real, y nuestra vana estancia sobre el globo terráqueo resulta en sí misma un fenómeno secundario o meramente virtual."

Más allá del muro del sueño, H.P. Lovecraft

sábado, 14 de noviembre de 2009

Acto Tercero: malentendidos

Yo te dije que te odiaba, no que te amaba.
Tú me dijiste que sin mí te ahogabas, que te salvara.

Yo te dije adiós, no te dije vámonos.
Tú me dijiste que me marchara, no que me quedara.

Yo te dije cuídate, no púdrete.
Tú me dijiste suéltame, que ya ha partido tu tren.

Yo te dije que me esperaras, no que te marcharas.
Tú me dijiste haz tu vida, que en la mia no tienes cabida.

Yo te dije que sin tí me ahogaba, que me salvaras.
Tú me dijiste que me odiabas, no que me amabas.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Acto Segundo: Suerte

Todos hemos oido -y repetido- que las desgracias no vienen solas (¿alguien ha oido lo mismo pero con la suerte?); pero otra cosa muy distinta es sufrirlo, o pensar que lo estás sufriendo -que no es lo mismo-.

¿Existe la mala suerte? ¿Y la buena? ¿Cuál es cuál? Objetivamente, que te toque la lotería es bueno; y que te caiga una maceta en la cabeza, malo. Y si nos metemos en el terreno de la subjetividad se le puede dar la vuelta a la tortilla.
Puesto que las cosas tienden a su estado de mínima energía, a su equilibrio, con la suerte no va a ser menos: una de cal y otra de arena. Que no te funcione el mechero o que pongan una canción que odias en la radio pueden ser síntomas de tu mala suerte. Y de ahí en adelante, un vórtice de pensamientos negativos. Por "suerte" sólo son rachas, el puto y desequilibrado vaivén de la vida. ¿Que cómo se sale de esa racha? desconozco si hay algún secreto (maldito sea quien lo conozca) así que al resto no nos queda otra cosa que paciencia y a esperar.

Con tantos avances y predicciones (meteorológicas, cuotas mercado...) no estaría de más que a alguien de diera por informar de los días en los que es mejor no levantarse.

Se lo agradecería encarecidamente.

jueves, 22 de octubre de 2009

Acto primero

Bienvenidos. O bienvenida sea yo misma, mejor dicho. Porque para la gente que espero que lea esto...
Usaré esto para mis momentos de inspiración, no quiero llenarlo de tonterías que para eso ya tengo cosas como el Tuenti o el Facebook...que renegamos de las redes sociales, pero TODOS estamos en el ajo. Bueno, eso se comentará otro día que venga a coalición.
Esto era una simple introducción, para romper el hielo. No dejo el listón muy alto, por si acaso.

Y cuando algo importe, más.